ANECDOTAS

En el año 1970 estaba de novia con un "chico" catamerqueño, que lo conocí seis años antes. El vivía en Buenos Aires, yo era amiga de toda su familia, por lo tanto venía periodicamente a Tucumán. Paraba en la casa que habitaba su querido tío Carlos, ésta estaba en una zona residencial: gran parque con árboles añosos, una hermosa pileta. 

Hacía muy poco tiempo mamá había comprado un auto que cuando venía E. lo manejaba él. En este auto habíamos ido a lo de su tío Carlos. Fue entonces que E. con la confianza que siempre lo caracterizó dejó las llaves del auto puestas, mientras entramos en la casa. Cuando salimos, las llaves habían desaparecido. Buscamos y buscamos inutilmente, no estaban en ningún lado. Ante semejante contratiempo debimos recurrir a un auxilio del ACA (Automóvil Club Argentino).

A esta altura del episodio yo intervenía totalmente, y las cosas las hacíamos entre los dos. No era prudente dejar el auto solo, con la casi seguridad que alguien había sacado las llaves. Llamamos al auxilio, y así "viajamos" por las calles de mi ciudad. Ambos sentados en los asientos delanteros, mientras el Fiat con sus dos ruedas delanteras levantadas era remolcado por la grúa. 

Lo mejor fue que a nosotros nos resultó muy cómodo. Ibamos muertos de risa. Lo máximo que le decía era: "Ay E. sólo a vos te pasan estas cosas" (frase que repetía por uno u otro hecho en gran parte de nuestro noviazgo).